Con un día de convivencia, con la asistencia de unas 170 personas, en la parroquia ponemos el curso que termina a los pies de la Virgen, dando gracias por los dones recibidos.
La ermita de Nuestra Señora de la Poveda, en Villa del Prado, fue el escenario elegido para la convivencia final de este curso en la parroquia. Dos autobuses y unos cuantos coches permitieron el traslado de los asistentes desde nuestra parroquia hasta la ermita. Tras instalar las mesas y dejar las cosas, comenzamos con una sencilla oración para poner el día en manos de María.
Los catequistas de los grupos «Belén» y «Nazaret», junto con algunos ayudantes jovenes y adultos, habían preparado una serie de juegos para los niños mientras el padre Andrés dirigía algunas dinámicas y juegos para los adultos. Así, personas vinculadas en la parroquia a diferentes grupos tenían la oportunidad de conocerse entre sí.
Tras un rato de almuerzo rápido y un descanso, con visita e incluso baño en el río Alberche quien quiso, celebramos la Eucaristía, presidida por nuestro párroco Isaac. Con la misa, pusimos el curso que termina a los pies de la Virgen, dando gracias por los dones recibidos. La comida y la sobremesa, a la sombra, permitió un compartir viandas y conversaciones.
Por la tarde, los niños volvieron a tener un rato de juegos con agua organizados por el mismo equipo de catequistas, mientras los padres disfrutaban de un tiempo de descanso y conversación sosegada animada por música.
A media tarde comenzamos el proceso de recogida y limpieza, para terminar llegando a la parroquia con el corazón agradecido al Señor.
La web de la diócesis se ha hecho eco de esta actividad. Podéis leerlo aquí.