Nuestra parroquia ha sido bendecida con la visita de la Virgen Peregrina de Fátima. Una imagen igual a la que se venera en Cova de Iría. Esta imagen es la que recorre los países del este de Europa y Asia.
Desde la vecina parroquia de Nuestra Señora de la Asunción llegó peregrinando por las calles de nuestra ciudad, arropada por un centenar de fieles. Como Madre de nuestro Señor, se le rindió homenaje. Llena de flores, depositadas a sus pies como ofrendas de amor y gracias. Enormes ramos y humildes flores, que llenan por igual el corazón de la Virgen María.
Y el sábado tocó madrugar, madrugar para rezar un rosario. Unos valientes aceptaron el reto, el pequeño sacrificio de madrugar un sábado para exprimir a tope el poder estar con nuestra Madre. Los frutos de la oración no suelen ser inmediatos y en la mayoría de los casos no llegamos a verlos, pero la recompensa en este caso fue inmediata: chocolates con churros. Dulce recompensa para el que madruga en fin de semana, todo ello bañado con la compañía de buena parte de los parroquianos.
Los protestantes nos llaman idólatras por tener imágenes de santos y vírgenes. Lo que no entienden es que en esa imagen veneramos a una mujer que supo aceptar la voluntad de Dios, permitiendo que Dios se hiciera hombre en Jesús de Nazaret, que nos traería la Redención.
Y el lunes, despedimos a nuestra madre. Un fin de semana completo que vivimos muy junto a Ella. Unos días intensos, de los que esperamos podamos recibir grandes frutos.
Ella regresa a Roma para proseguir su camino a otros países donde llevar el mensaje de amor de su Hijo. Muchas gracias Madre, por tu visita.
A Jesús por María.
(Por Miguel Peralta)